Aliento en medio del desánimo y la indiferencia

En los años que llevo trabajando como consejera he podido identificar dos estados emocionales recurrentes en la mayoría de los consultantes con los que he trabajado. El desánimo y la indiferencia. El desánimo nos puede llevar a la inactividad, aislamiento, tristeza, agotamiento físico y pérdida de expectativas y metas. La indiferencia por su parte, se manifiesta como resultado de este desánimo. Llegamos a un punto en donde el desánimo es tal que la indiferencia parece ser un antídoto para aliviar y justificar ese desánimo. Cuando el desánimo y la indiferencia hacen su entrada a nuestra mente y corazón, corremos el riesgo de perder la perspectiva y nuestro enfoque, llevándonos a abandonar nuestras responsabilidades con Dios, con nuestro prójimo y con uno mismo.
¿Cómo podemos salir de este estado? Hay un ejercicio muy sencillo que nos ayudará a re-enfocarnos. No olvidemos que nuestro cerebro es un órgano maravilloso que Dios creó. Algunas de sus tantas habilidades son la capacidad de aprender nuevas conductas, eliminar las que no queremos y reemplazar pensamientos agobiantes por pensamientos que nos edifican. La Palabra de Dios nos invita y exhorta a estar agradecidos con Dios en todo y por todo. ”...dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:20); “...den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18). Esta enseñanza no puede ser más oportuna de aplicar cuando nos encontramos desanimados e indiferentes.
Este ejercicio es muy práctico. Te invito a que escribas una lista de agradecimiento. Puedes comenzar con un mínimo de 10 cosas por las cuales estás agradecido/a con Dios. Es un ejercicio muy sencillo y personal. Puedes escoger escribir en un papel especial, decorarlo, o simplemente en tu celular o tablet. La idea, es que esta lista esté accesible y visible para ti. Una vez que hayas escrito las 10 cosas, te invito a que ores y agradezcas a Dios por cada una de las bendiciones puestas en esa lista. Una vez que hayas orado, guarda la lista en un lugar visible y de fácil acceso. Cuando te sientas desanimado/a o indiferente vuelve a leer esa lista y vuelve a darle gracias a Dios por que su misericordia no se ha alejado de ti. Toma tiempo para reflexionar en lo maravilloso y dadivoso que ha sido el Señor en tu vida.
Cuando traemos a nuestra mente de manera consciente y tangible algunas de las muchas cosas que Dios ha hecho por nosotros nuestra perspectiva de ver la vida cambiará. Al tener un perspectiva distinta de nuestra situación, nuestras emociones cambiarán. Te darás cuenta de que a pesar de la prueba que te hace sentir desanimado/a o indiferente, Dios continúa derramando su bendición y provisión día a día. No dejemos que el desánimo y la indiferencia nos cieguen la vista y no nos permitan ver a nuestro Maestro y experimentar su gran amor.
Señor, quiero alabarte de todo corazón, y cantarte salmos delante de los dioses. Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas. Cuando te llamé, me respondiste; me infundiste ánimo y renovaste mis fuerzas. Salmos 138:1-3

Popular posts from this blog

Cuando la ansiedad acecha